Cada año, el cuarto jueves de noviembre, se celebra el Thanksgiving o Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, la fiesta familiar más importante de ese país.
Fue la primera celebración realizada en territorio estadounidense por los primeros inmigrantes o "peregrinos", separatistas de la Iglesia Anglicana que habían salido de Inglaterra a Holanda en 1608, perseguidos por sus creencias religiosas. La mayoría eran simples granjeros y agricultores, con poca educación y sin experiencia política. En 1620 decidieron emigrar a América; luego de una serie de vicisitudes, partieron hacia Southampton, Inglaterra.
Reunidos 102 separatistas, zarparon para iniciar su histórico viaje en un pequeño barco llamado "Mayflower" al mando del Capitán Miles Standish. Tras casi 65 días de travesía, divisaron las costas del Cabo Cod y desembarcaron tres días después en Provincetown.
Luego de algunas disputas por no poder afincarse en dicha zona, pronto descubrieron otro puerto al Oeste, hoy llamado Plymouth, donde se establecieron definitivamente el 21 de diciembre de 1620.
Esa zona, perteneciente al actual estado de Massachussetts, era entonces habitada por la tribu de los indios Wampanoag; en el territorio contiguo, hoy Rhode Island, vivían los Iroquios.
Estos dos grupos de nativos americanos tenían mucho respeto por los animales. Trataban a las tortugas, los venados y los peces como sus hermanos e igualmente respetaban el bosque y la vegetación.
Cuando cazaban, tenían cuidado de dejar algunos restos de su presa, como una ofrenda espiritual para ayudar a que otros miembros de dicha especie sobrevivieran.
Eran muy espléndidos con sus invitados; les ofrecían la comida que tuvieran, aunque sus raciones estuvieran por terminarse. Cuando vieron llegar a los peregrinos, su innata generosidad los motivó a ayudarlos, lo que permitió que muchos sobrevivieran.
Los recién llegados tuvieron que aprender nuevas costumbres. El trigo, que era su alimento principal, no crecería en aquellas tierras rocosas y, sin alimentos frescos, les esperaba un duro invierno.
La historia cuenta que un indio llamado Squanto, miembro de la tribu Pokanikit Wampanoag, había sido llevado a Inglaterra por el explorador John Weymouth en 1605, quince años antes de que llegaran los peregrinos. Aprendió inglés y años regresó a su pueblo.
Años después, otro grupo de ingleses atacó su poblado, lo capturó y vendió a unos españoles en las islas del Caribe. Un sacerdote franciscano ayudó a Squanto para que escapara hacia España.
De allí se dirigió nuevamente a Inglaterra, donde se encontró con otro indio de la tribu de los Wabanake, llamado Samoset, también amigo de Weymouth.
Ambos regresaron a su poblado en América y al llegar a Patuxet, encontraron sólo esqueletos. Todos habían muerto debido a las enfermedades traídas por los esclavos ingleses. Entonces se dirigieron hacia el territorio donde vivían los Wampanoags.
Un año más tarde, en 1620, mientras estaban cazando, vieron al grupo de peregrinos ingleses en las casi destruidas chozas que habían quedado de su pueblo.
Se acercaron, causando asombro al saber el idioma de los recién llegados. Notaron que éstos se encontraban en malas condiciones físicas, no tenían viviendas adecuadas y más de la mitad había muerto de pulmonía o escorbuto, debido a la inclemencia del tiempo y la falta de comida.
Squanto se quedó a vivir con ellos, para enseñarles cómo subsistir en su nuevo hábitat. Les mostró cómo cazar venados y utilizar su carne como alimento, y a atrapar castores para usar su piel como protección contra el frío.
Les enseñó a pescar, a sacar almejas y a cultivar el maíz, desconocido para los peregrinos, y otros vegetales como calabazas, así como a construir viviendas como las de los nativos del lugar.
Cuando llegó el otoño, los peregrinos ya habían aprendido lo suficiente para enfrentar el próximo invierno. Al cosechar su primer maíz, decidieron hacer una fiesta.
El Capitán Miles Standish, líder de los peregrinos, invitó a Squanto, Samoset y Massasoit, el jefe de los Wampanoags, para celebrar juntos un día en agradecimiento a Dios por haber escuchado sus oraciones.
Durante tres días, los soldados desfilaron, tocaron sus trompetas y dispararon cartuchos de salva para festejar, mientras los colonos disfrutaban de un gran banquete.
Los indios tuvieron que proveer la mayor cantidad de alimentos, pues los peregrinos no estaban preparados para recibir a los 90 nativos que los acompañaron. Llevaron venados, patos y gansos para asar junto con los pavos que habían domesticado los colonos.
Éstos hornearon pan de maíz y cocinaron salsa de arándano, una baya comestible que los indios utilizaban para tratar algunas infecciones y teñir telas. Los invitados también llevaron palomitas de maíz. Fue una reunión llena de paz y amistad.
Desde entonces, Thanksgiving, se convirtió en una fiesta religiosa y culinaria. Peregrinos y nativos, pavos y calabazas fueron por años parte de las tradiciones por el Día de Acción de Gracias en el país vecino.
El 26 de noviembre de 1789, el Presidente George Washington proclamó un día para su festejo, cuando las primeras 13 colonias se unieron luego de la lucha por su libertad contra los ingleses.
Mandatarios posteriores vieron con indiferencia dicha festividad. Años más tarde, el 3 de octubre de 1863 y en medio del fragor de la guerra civil, el Presidente Abraham Lincoln instituyó una Proclama Nacional de Acción de Gracias, quedando legalmente establecido un día, que desde entonces se festeja todos los años.
En 1941, el Congreso de los Estados Unidos determinó que el cuarto jueves de noviembre es la fiesta nacional, que debe ser proclamada oficialmente cada año por el Presidente de Estados Unidos.
Tradicionalmente, en el Día de Acción de Gracias o Thanksgiving se reúnen las familias estadounidenses para dar gracias por todo lo bueno que tienen. En la mesa familiar hay pavo, papas, pan de maíz, pay de calabaza, pasteles de carne picada y salsa de arándano o cranberry.
Por la mañana se acostumbra ver por televisión el gran desfile del Almacén Macy's de Nueva York, con globos gigantescos, carrozas, bandas de música, figuras de personajes infantiles y hasta Santa Claus, pues esta fecha marca el principio de la época navideña.
Por la tarde se disfrutan en familia partidos de fútbol americano en estadios o por televisión. Los deportes han sido parte importante de esta celebración desde sus inicios.
Con el espíritu de compartir, organizaciones de caridad sirven la comida tradicional de Thanksgiving a personas necesitadas de todo el país, particularmente a quienes no tienen un hogar.
En la actualidad, aún viven en Plymouth Rock descendientes de aquellas tribus amigas como los Wampanoags, donde se sigue festejando el Día de Acción de Gracias.
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