Managua y su contexto histórico.
Por María Dolores Alvarez. 2001.
Solamente hace 145 años que Managua es la capital de Nicaragua[1], anteriormente era un pequeño poblado intermedio entre León y Granada, antes ciudades principales del país. Debido a las constantes guerras entre, los grupos políticos de liberales y conservadores, ocurridas en los años siguientes a la independencia de España[2], fué muy difícil que ambas partes llegaran a un arreglo, por eso es que Managua, como sitio neutral pasó a ser la capital.
Su diseño y ambiente colonial se perdió en 1931, cuando un violento terremoto y el posterior incendio, destruyeron el centro de la ciudad. Mas tarde se reconstruyó a partir de la influencia modernizante del Art Decó, con un estilo arquitectónico de construcción y planificación de marcada influencia norteamericana. Desde la década de los años cuarenta, Managua, tiene su trama urbana con calles y avenidas. También es esa etapa de los 40s, se instalan en el centro de la ciudad las tuberías de agua potable, de aguas pluviales y las aguas negras se envían al Lago Xolotlán y es a partir de ese momento cuando el hermoso lago empieza su contaminación, ahora prácticamente irreversible.
El empobrecimiento del campesino generado por la llegada de la agroindustria capitalista en las décadas de los 50s y 60s convirtió a la ciudad de Managua, en un atractivo importante para los pobladores del interior del país, debido a que se iniciaba un proceso de industrialización y de concentración de actividades del Estado y del comercio. Esto generó el crecimiento de la ciudad , a ritmos para los cuales no estaba preparada.
En la década de los años sesenta, la política de apoyo financiero de la Agencia Interamericana para el Desarrollo y el Programa de Alianza para el Progreso, permiten un desarrollo de la industria de sustitución de importaciones y con ello la prosperidad relativa a un grupo poblacional que en ese momento empieza su aprendizaje en el trabajo de obreros industriales.
Una parte de las nuevas industrias se localizaron en la zona céntrica de la ciudad y algunas otras en la Carretera Norte, en el sector llamado como “parque industrial” de incipiente desarrollo en ese tiempo. En ese período, el carácter de mercancía del suelo urbano, determinó el acceso a su propiedad, por tanto, los sectores populares que no contaron con recursos para comprar un terreno y construir una vivienda, tampoco tuvieron acceso a los Programas de Urbanización promovidos por la Alianza para el Progreso en los años 60.
En 1972, dos violentos terremotos ocurridos en la misma noche, ocasionan una nueva destrucción de la ciudad, donde habitaban unos 600,000 pobladores. En los años que siguieron a dichos terremotos, la ciudad volvió a reconstruirse parcialmente y las industrias se trasladaron definitivamente a la Carretera Norte.
Después del año 1972 Managua quedó sin centro urbano y ahora 25 años después la ciudad está dispersa en los alrededores del antiguo casco urbano. Las construcciones que predominan son de una sola planta. La mayor parte de las casas tienen un pequeño patio o jardín y en general tienen arboles y plantas en abundancia, lo que conserva el medio ambiente ligeramente húmedo y regula la temperatura con apoyo de la brisa lacustre[3].
Managua se reconstruye al vaivén de las especulaciones sobre el suelo y la vivienda, aumentan los repartos ilegales, proliferan las cuarterías, se acentúa la explotación por medio del inquilinato y se desarrollan numerosos barrios precarios alrededor de las fábricas y los mercados.
La actual trama urbana carece de lógica organizativa, las calles no tiene nombres, las direcciones se dan a través de referencias solares, como arriba y abajo[4] o hacia el lago o hacia la montaña. Como resultado, los migrantes al llegar se encuentran con una ciudad que les puede parecer ausente y con un escenario notoriamente verde en donde circulan modernos vehículos al lado de carreteras y animales de tiro, lo cual le da un cierto tono de vida rural.
Desde finales de los años setenta, hasta la fecha, se ha establecido una zona adicional, llamada “Zona Franca, libre de impuestos”, donde las empresas industriales de gran capital, particularmente extranjero, contratan mano de obra para el ensamblaje de sus productos, especialmente textiles, cueros y metales.
Una vez saturada la demanda de mano de obra fabril, las personas que no encuentran empleo productivo como alternativa de subsistencia se dedican al comercio y los servicios.
Por estas razones, los barrios de la Carretera Norte de Managua están poblados mayoritariamente por obreros que trabajan o han trabajado en las fábricas. Toda la vida cotidiana de la población esta vinculada a ciertas costumbres y hábitos de las fábricas, por ejemplo, todos saben la hora a partir del sonido de los silbatos industriales.
La particular vida social que se desarrolla en las entradas o portones de las fábricas, donde los trabajadores se reúnen en sus tertulias cotidianas, para saber sí serán contratados nuevamente en la siguiente semana y compartir de algún modo sus angustias y dificultades de sobrevivencia. Además, que aquí se venden las comidas al fiado y se anotan las deudas de los obreros en libretas, para que al fin de la semana o de la quincena sean canceladas las cuentas.
En la década de los años 80s, la ciudad duplicó su población y alcanzó para el año 1996, la cifra de 1,2 millones de habitantes, por ésta razón, la ciudad se densifica, sobretodo en los barrios populares. Los servicios se saturan y empiezan a proliferar las instalaciones ilegales de agua y luz, el Estado se ve obligado, como parte de las políticas urbanas de la Revolución Sandinista[5], a regular de algún modo el crecimiento urbano y crea el programa de Urbanizaciones Progresivas.
Surgió en la década de los 80s una nueva cultura urbana caracterizada por una mayor participación de la población en su propio destino, la modificación de la fisionomía y el paisaje urbano de Managua y el surgimiento de nuevas formas de relación social, caracterizadas por la organización comunal, par el logro y consolidación de sus demandas y necesidades.
La población se vuelve arquitecto de su propia vivienda y decide a su libre albedrío su propia imagen y estructura interna, resulta entonces una ciudad que al mismo tiempo no es ciudad por la anarquía en que se encuentra asentada. Parte de la ausencia de “imagen” de la ciudad lo constituye la falta de un centro urbano ya que la trama actual se sobrepone a un antiguo plan de desarrollo de polos poblacionales[6] unidos por autopistas sin que exista el concepto de peatón, sin trazado de calles y avenidas.
En la década de los 90s, la política del Estado y de las autoridades de la comuna, dejaron el desarrollo urbanístico en manos de los pobladores y del pensamiento filosófico de “dejar hacer, dejar pasar”. Por esta razón los habitantes de los barrios populares han tenido que recurrir a las mas variadas formas de obtener recursos, especialmente a través de hermanamientos de solidaridad con grupos en el extranjero, que apoyan acciones concretas como puestos médicos, ollas comunales, escuelas y centros de atención juvenil.
La demanda insatisfecha de viviendas urbanizadas y equipadas hace que grupos tradicionalmente marginados económicamente, desarrollen mecanismos para crear soluciones parciales a sus problemas, como lo son las tomas de tierras urbanas en grupos organizados.
En sus resultados, la beligerancia de los pobladores, influye considerablemente en la conformación de nuevos barrios, en la instalación de los servicios y el equipamiento, que primero llega como beneficio comunal y posteriormente se transforma en domiciliar.
Managua actúa como una ciudad huésped en donde los migrantes, una vez que han logrado establecerse económica y espacialmente, optan por residir en forma definitiva en ella. Aquí encontramos una causa muy importante de esta multiculturalidad de nuestra ciudad.
[1] Nombrada sede de los poderes públicos de Nicaragua el 5 de febrero de 1852.
[2] La fecha de independencia es 15 de septiembre de 1821.
[3] Tiene un promedio de 34ºC y llega a alcanzar hasta 38ºC.
[4] Arriba significa donde amanece o se levanta el sol y abajo significa donde atardece o se oculta el sol.
[5] Alvarez, María Dolores y otros. 1992. Aportes al estudio de las políticas urbanas en Managua durante el período 1979-1989. Managua : UNAN. Págs. 41-63.
[6] Con intenciones de control anti-subersivo.
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