El papel de las Redes Sociales en la cultura contemporánea*
Por María Dolores Álvarez Arzate.
Antropóloga – Etnóloga, UNAN-Managua.
* Conferencia dictada en la Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, Bolivia. Diciembre 1999.
Existe un criterio más o menos generalizado que aborda la vida moderna como un momento en que se destruyen las relaciones entre las personas y entre las comunidades. Parece que las relaciones tienden a ser meramente laborales e instrumentales, lo cual lleva a la destrucción de las motivaciones acerca del afecto, la espiritualidad y el altruismo.
Sin embargo, nos damos cuenta de que esto no es cierto, en el estudio de las culturas hemos constatado que vive activamente una trama inmensa de relaciones y redes sociales, que especialmente en los países del sur, permite la subsistencia social, política, cultural y económica de grandes conjuntos poblacionales. Y por si fuera poco, vamos buscando su base y también encontramos que se trata no solo de redes sociales entre grupos, sino también entre personas, incluso en el plano de la amistad.
Lo más interesante es que todas las personas acudimos a las redes sociales para salir adelante con nuestros planes y metas. Ahora bien, mencionare algunas de las más importantes relaciones que establecen las redes sociales.
La amistad es la forma ponderada dentro de las relaciones sociales. Su característica más importante es la fuerza moral y espiritual que la impulsa, y su mayor debilidad es la fragilidad y facilidad con que se puede romper. Dos factores condicionan la existencia de la amistad, por una parte las reglas de relevancia, es decir lo permisible y lo deseable en la relación, y por otra parte, una base de equivalencia y reciprocidad. La amistad implica una especie de acto de fe y confianza entre los amigos y sus normas se definen en el seno de cada relación en particular, en donde deben estar presentes valores subjetivos como la autonomía en oposición a la dependencia, la incapacidad de predecir que ocurrirá con la relación en sí en oposición a la rutina, y es limitada a los amigos en oposición a la apertura hacia los no amigos.
La amistad puede trascender límites de espacio, tiempo y condición. Podemos tener amigos a miles de kilómetros, a quienes vemos muy pocas veces, y a quienes no pertenecen a nuestro círculo social amplio, y aún así sostenemos relaciones de amistad muy fuertes. Sin embargo, la amistad se puede romper con una simple y delicada falta a la fidelidad o a la reciprocidad.
No se incluyen en este tipo de relaciones sociales, ni a los compañeros de trabajo, ni a los vecinos, ni a los familiares, a quienes no elegimos para convivir o trabajar, aunque eventualmente podemos entablar amistad con uno o varios de ellos, no obstante carecen del elemento de la espontaneidad en su constitución.
Las relaciones diálicas surgen cuando dos personas establecen interacción directa con fines comunes, pero que no necesariamente son amigos o amigas entre sí. Este tipo de relaciones es especialmente importante cuando las personas se buscan voluntariamente para intercambiar favores, o para ayudarse mutuamente en caso de necesidad. También ocurren cuando en una oficina, fábrica, comercio o empresa, dos personas necesitan una de la otra para avanzar mejor y más rápido en sus metas de producción y son especialmente importantes cuando las actividades laborales están constituidas por diversas modalidades de trabajo o producción en serie. Es así que, del buen rendimiento de uno depende el rendimiento del próximo, esto hace que las relaciones laborales se conviertan en un elemento primordial del éxito o fracaso de una empresa, independientemente si ésta es de servicios, comercio o producción.
Las relaciones de clientelismo son muy poderosas en el mundo contemporáneo. Consisten en un intercambio continuo de favores entre dos personas, entre una persona y un grupo, entre un grupo y otro grupo, y entre un grupo y otros grupos. Presuponen diferentes niveles de reciprocidad y fidelidad, para lo cual no es necesario que exista amistad entre las personas participantes de una red de clientelismo. Se reconocen dos formas típicas, por una parte el clientelismo horizontal, es decir entre dos personas o grupos que disponen de un respaldo material, espiritual y político más o menos equivalente, y por otra parte el clientelismo asimétrico, en el cual se agrupan las relaciones entre personas o grupos en donde una de las partes posee una proporción mayor de bienes materiales, espirituales o políticos.
Existen cuatro condiciones para que se produzcan relaciones de clientelismo. Primero, los recursos críticos o escasos deben estar controlados por una de las partes y entonces la otra parte entra al juego para obtenerlos. Segundo, los que poseen el control deben estar interesados en mantener un círculo de intercambios que le provea de recursos que no posee o le beneficie a través de favores. Tercero, los participantes en la red de clientelismo están inhibidos de proporcionar a otras personas los beneficios de la relación. Finalmente, la cuarta condición es que este tipo de relaciones existan totalmente al margen de las instituciones estatales, es decir se basan en el valor de la palabra y del honor. Cuando las relaciones de clientelismo se ven fragmentadas por alguno de estos cuatro aspectos, se rompen y las piezas no se volverán a unir.
La reciprocidad es también una forma particular de redes sociales. Consiste en dar, recibir y devolver, ya sea bienes materiales, favores, elementos rituales, simbólicos, y especiales. La forma más simple consiste en dar, recibir y devolver de manera inmediata y equivalente, por ejemplo frutas por dinero. La forma más completa es aquella, como la mano vuelta, en la que se incorpora el concepto devolver. Veamos, si mi vecina prepara almíbar, yo lo recibo y adquiero de inmediato una obligación simbólica de devolver con bienes equivalentes de tipo material, de tipo espiritual, de tipo simbólico o en favores. También existe la reciprocidad negativa, ésta ocurre cuando yo no recibo, es decir rechazo, aquel almíbar, o cuando lo recibo y no cumplo con la obligación de devolver el gesto inicial de reciprocidad.
Una forma especial de redes sociales está constituida por los compadres y las comadres, se trata de una relación intencional, en la cual, los padres de un niño o niña, eligen y piden a dos personas que sean padrinos de su vástago, con el fin de que en caso de faltar o fallecer uno o ambos padres, los compadres y comadres asuman la educación y manutención de los ahijados. Esta red social obliga a los compadres a procurarse un respeto mutuo, que trasciende más allá de la relación de éstos con los ahijados, incluso se extiende en el tiempo más allá del fallecimiento del ahijado. Los compadres desde que contraen este tipo de relación se llenan de favores y regalos mutuos y se marca desde ese momento una distancia social establecida por el respeto, ya no se deben hacer bromas, ni participan en relaciones contractuales que puedan poner en peligro la relación.
Finalmente deseo plantear que estas redes sociales necesitan de un espacio de socialización, es decir, de un ámbito favorable para su desarrollo. Algunos factores relevantes que intervienen en la configuración de las redes sociales contemporáneas son el estatus, la clase social, el grupo étnico al cual se pertenece, el género, la edad, la afinidad subjetiva, la química, y por supuesto, la casualidad.
A pesar de que los argumentos a favor de las redes sociales son fuertes, surgen ciertos elementos que plantean crisis diversas. Desafortunadamente el ser humano, complejo y contradictorio, deja desarrollar ciertas fisuras por donde se fragmenta no solo una o varias redes sociales a las que pueden pertenecer los individuos y los grupos, sino que se fragmenta la integridad física, moral y espiritual de las personas. Me refiero a aquellas situaciones como la vejez, la enfermedad, el desempleo, el descenso en el estatus socio- económico y la soledad. No faltan ejemplos para mencionar las fallas de las redes sociales que se hacen de la vista gorda para evadir sus responsabilidades de fidelidad y solidaridad, ya sea por comodidad, por indiferencia, e incluso, hasta por voluntad expresa.
Contrapunteando los elementos recién mencionados, es necesario advertir, como mencionaba Franz Hinkelhammert, la solidaridad es la forma más potente de enfrentarse a un mundo globalizado. En este contexto, las redes sociales son un factor de cohesión en torno a intereses comunes y de sobrevivencia social, económica, política y cultural de los diversos grupos sociales.
Bibliografía de referencia:
Alvarez Arzate, María Dolores. Cultura Urbana y Etnicidad. UNAN-Managua. 1997.
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* Conferencia dictada en la Universidad Mayor de San Andrés. La Paz, Bolivia. Diciembre 1999.
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